Oct 22, 2009

Vientos de oct… PÁNICO!

Los vientos de octubre no fueron lo único que sacudió con novedad de estreno navideño, a nuestro San Salvador, que como cada lunes, salía de su letargo causado por el fin de semana. Los rumores de la amenaza apocalíptica de que las maras iban a tomarse la ciudad, tuvieron como consecuencia espectaculares despliegues de presencia policial en las calles, situaciones de tráfico que emulaban las horas pico de New York, padres de familia en pánico, las redes de las compañías de telefonía celular colapsadas de mensajes y llamadas que coincidían en “¿Dónde estás?; ¿Ya venís?; ¿No ha pasado nada por ahí?; ¿Y vos, qué más has oído?”. No puede dejar de mencionarse dentro del menú de catástrofes los cambios de planes en miles de agendas que aglutinaban los quehaceres comunes de lunes, la vacación espontánea ocasionada por empleadores presionados por el pánico y previsores directores de centros educativos, y por supuesto, la parálisis a la productividad de cientos de salvadoreños trabajadores.

No es este el medio para juzgar si las reacciones fueron sacadas de contexto, o si la actuación gubernamental ante la crisis de histeria colectiva fue la adecuada. Ya lo hará cada quien en la comodidad de las salas de su casa mientras ve las noticias desde el sofá, (o desde abajo de sus camas aún temblando del pánico), o al momento de votar en las siguientes elecciones. Tampoco servirá esta entrada de blog para debatir las hipotesis sacadas de los últimos estudios sociológicos, donde como el problema de la gallina y el huevo, el pendulo se mueve entre violencia y maras a velocidades vertiginosas; este derecho que se lo reserven los shows de opinión y los “think tanks” nacionales, cuando se decidan de una vez por todas a proponer soluciones concretas, y nuestro gobierno a ejecutarlas.

El propósito no es necesariamente dar a luz a la solución que le pone el final feliz a la historia, sino más bien sentir que de alguna manera, se cerrucha la puerta de impotencia contra la que llevamos años de estarnos estrellando. Gritar. Parar de correr como gallina asustada, huyendo de un monstruo con miles de cabezas, de las que no sabemos como se llamará cada una, ni cuál es su historia, ni si tenía papás, pero que tiene tatuajes y que por lo que cuentan los diarios y las familias que lloran a sus víctimas y entierran a sus muertos, son malos, muy malos y no nos quieren. Cada quien combate la impotencia como puede, y se van poniendo de moda los llamados a no tolerar más, a exigir del gobierno el cambio que tanto nos vendió. Se apuntan dedos buscando culpables. Surgen propuestas que van de lo radical a lo cínico (“¡Hay que tirarles a la Sombra Negra!”… “No, la solución está en que por accidente se nos incendien todos los centros penales, y ¡Ooops!”). No comparto la tesis de la Sombra Negra, y admito que, aunque es buena la iniciativa de accidentalmente juntar fósforo y gasolina en las cárceles nacionales, veo un par de obstáculos… de derechos humanos, por decirlo así, en la ejecución. Más bien creo, que el mismo país que se unió con pasión de enamoramiento adolescente y con irracionalidad cavernícola por creer y soñar en que once hombres nos podían llevar al mundial, también puede decidir unirse con el nuevo sueño de que podemos vivir en paz. Unirse por la tranquilidad de saber que la seguridad de andar por las calles, no debería de ser un privilegio. Unirse, con el optimismo de que la solución está dentro del alcance de nuestras ideas y creatividad. Y unirse para tener, porqué no decirlo (cruzando los dedos para que mi mamá haya decidido el día de hoy saltarse está entrada de blog), LOS HUEVOS de hacerle frente a la guerra por la paz que se nos viene encima.

Oct 16, 2009

El Crimen Paga!

Sin duda está en nuestra naturaleza. Nuestra sociedad está llena de diferentes tipos de comportamientos que consideramos indeseables y/o reprochables. Desde que nuestra civilización tiene memoria ha convivido con el "crimen", y después de tanto tiempo, aun somos incapaces de separar esa parte de nosotros, y dejar de usar como excusa el hecho que seamos simplemente humanos.


Todos en algún momento de nuestras vidas, hemos vuelto a ver sobre nuestros hombros esperado que nadie nos observe; que aquel secreto que ocultamos nunca salga a la luz; experimentado algún escalofrió cuando pensamos que finalmente hemos sido descubiertos; el cosquilleo cuando nos damos cuenta de la oportunidad de hacer aquello que sabemos que realmente no deberíamos. Es una "tentación" con la cual convivimos todos los días. Que es lo que nos separa de aquellas personas que vemos en las noticias? Aquellos quienes criticamos y reprochamos por su comportamiento? La mayoría de nosotros creemos, de alguna forma u otra, poder justificar nuestras acciones constantemente. Políticos, atletas, estudiantes, hombres de negocios, servidores públicos, LA POBLACIÓN EN GENERAL! Hay muchas razones por las que alguien puede divagar del camino del señor (No estoy evangelizando, solo me gusto la forma de terminar esa frase).


Hay quienes roban para alimentar a su familia, los que copian en un examen por desesperación, quienes no pagan impuestos porque piensan que de igual manera la mayoría tampoco lo hace, aquellos que falsifican el pase del parqueo porque alegan que cuesta demasiado. Mentimos y tratamos de salirnos con la nuestra porque pensamos que la vida no nos está jugando justo. Y si no es por las buenas, pues tocara conseguir nuestros objetivos por métodos menos ortodoxos. Conocemos los riesgos y tomamos nuestras decisiones. Algunos seremos descubiertos y otros terminaremos como la inspiración de terceros. El crimen paga y con ello me refiero a que algún tipo de consecuencia tendrá, y nosotros apostaremos la mayoría de las veces a que nos saldremos con la nuestra.


No trato de sonar pesimista; todos alguna vez hemos pasamos el dedo por el pastel (unos pasteles son mas grandes, ricos y exóticos que otros) para luego disimular esperando que alguien más sea culpado por arruinarlo. Constantemente tomamos las peores decisiones; pasamos angustias y momentos de necesidad (también demencia temporal). Pero aun creo que mientras nos remuerda aunque sea un poco la consciencia; cuando tratamos de no señalar tanto las faltas de otros, sino que intentamos primero superar las propias; aun tenemos algún tipo de remedio. Todos tenemos a alguien de quien nos hemos aprovechado. Pero no seamos hipócritas, fingiendo indignación si alguien más es expuesto por sus errores cuando a nosotros mismos todavía nos aterra la posibilidad de ser expuestos contra la luz…


Oct 5, 2009

Ojos café

Estaba sentada en la orilla de la cama, tenía una sonrisa en la boca, la misma sonrisa que había tenido desde hace mas de cinco horas, también la misma posición. La cara la tenia blanca llevaba varios días llorando y tomando café. Tenía los nervios de punta y un frio intenso, un frio que le apretaba los huesos. Tenía un pichel de café en su escritorio, había perdido la cuenta de cuantos llevaba, también ya no recordaba exactamente porque se sentía mal. Solo sabía que tenía desde hace días un sentimiento horrible y profundo. Era una mezcla de emociones, era como si las paredes del subconsciente hubiesen colapsando y adentro de ella estaban agonizando todos los sentimientos al mismo tiempo. Era un dolor emocional tan intenso que había llegado incluso a manifestaciones físicas. Sentía como dentro de ella una fuerza extraña rascaba y rasgaba sus viseras buscando la piel para romperla y poder salir. Era como si dos mundos se estuvieran uniendo. Era como si el oscuro y retorcido mundo que llevaba dentro quería salir y conocer este mundo físico, lógico y perfecto en el que  vivimos.

Esta batalla que día con día tenia que soportar la dejaba tirada en cama por semanas enteras. Este episodio parecía uno pasajero, llevaba tres días llorando y sabia que uno más iba a ser suficiente para darle un poco de espacio a las acalambradas emociones que se estaban pudriendo dentro de ella. Se tapó la cara con las manos, se sintió  los ojos, la nariz, la boca… donde saboreo una pasta de lagrima y mocos. Había llorado tanto y estaba tan confundida que podía jurar que las manos que tenía en la cara no eran de ella. Las sentía más fuertes, más heladas y con más odio que el que tenía ella. Todavía tenía control sobre ellas, respondían a sus ordenes… se llevo las manos al cuello y lo apretó un poco… justo hasta que la hiciera toser y le rodaran lagrimas de los ojos.  Le gustaba llorar porque sentía agrado al tener las lagrimas en sus manos… eran tan tibias y un poco ligosas. Se tocó los ojos para ver si podían salir más, los apretó un poco hasta que le dolieron y se detuvo.

Al detenerse siguió sintiendo dolor en los ojos, quiso rápidamente quitarse las manos de la cara pero fue inútil. Por más esfuerzo que hiciera no podía moverse, no podía gritar, no podía respirar, no podía hacer nada. Empezó a sentir que sus manos… que las manos que tenía en la cara le hacían presión en los ojos, al principio quería gritar de miedo, sentía un pánico que nunca había sentido antes, su mente estaba consiente pero por alguna razón su cuerpo no respondía. Sabía que estaba pasando, tenía perfecta conciencia pero ningún control sobre sus movimientos. Las manos se habían detenido sobre los ojos, la detenían como cuando alguien sorprende a un amigo y le tapa los ojos por la espalda. Suavemente la jalaron hacia atrás y sintió como las uñas de los dedos se enterraban en los parpados, primero sintió la sangre correr por las manos y luego sintió un liquido menos denso rodar por su cara. Ya no tenía miedo, no sabía muy bien lo que sentía. Era como si una parte de ella estaba agradecida, como si la habían liberado de algo. Estaba en eso momento irónico que surge después de una tragedia, ese segundo, antes de  asimilar lo que ha pasado en el que secretamente nos reímos.

Después de haberse sacado los ojos sentía hilos en la cara, luego las manos volvieron. Llegaron  donde hace muy poco habían estado sus ojos y empezaron a escarbar… jalaban los hilos y ella sentía una cierta cosquilla en el cielo de la boca. Tosió una vez más y lloro y sintió como las lagrimas le corrían por su garganta. Lo que sea que había poseído sus manos ahora tenía ya más poder, tenia control de sus piernas y dio un paso al frente, retomo los ojos que ahora estaban menos calientes y un poco pegajosos, y camino un par de pasos. Llegaron al escritorio, donde estaba su pichel con café. Lo acercó… y junto las dos manos sobre el pichel, cada una con un ojo… suavemente exprimió las dos esferas y sintió como una liga tibia se escurría entre los dedos.  Las manos tiraron las sobras, se limpiaron bruscamente en el pantalón y levantaron la tasa…

THEIMPRENTA

Oct 1, 2009

Solo una opinión...

Todos vivimos en nuestra propia visión de mundo. Dentro de nuestras cabezas armamos y deshacemos nuestra realidad a nuestra manera. Observamos versiones incompletas y alteradas, por sentimientos y experiencias, de una realidad mucho más compleja de la que alguna vez podremos comprender. Trabajamos con modelos y simulaciones que nos permiten simplificar y entender todo aquello cuya forma de funcionar nos confunde. Entonces como podemos estar seguros o siquiera saber diferenciar lo verdadero de lo falso, distinguir correcto de incorrecto?


Nos basamos en corazonadas, FE, en pensamientos y opiniones de aquellos quienes vinieron antes que nosotros (quien puede discutir contra la experiencia? Aunque de vez en cuando llega el momento de renovar una idea o dos). Somos influenciados de una manera u otra por todo aquello que nos rodea, y aun así desechamos en la mayoría de los casos la posibilidad de que aquellas creencias que hemos llegado a adoptar como verdaderas puedan estar equivocadas.


No sé cual camino sea el más difíciles de recorrer. Vivir cada día con la idea de que todo en lo que creo, cada pensamiento que he tenido PUEDE estar equivocado. O por el contrario, vivir con mis creencias fijas, inflexibles y seguras, pero arriesgándome a la posibilidad de vivir equivocado (“Ignorance is bliss”, es posible!).


Odio cuando las personas en reuniones tratan de evitar temas políticos o religiosos para evitar conflictos. Eso solamente nos dice somos incapaces de ser civilizados. Todos tenemos el derecho de equivocarnos y de tratar de hacer entrar en razón a aquellos con quienes diferenciamos en pensamiento; un poco de pasión anima cualquier discusión, pero debemos lograr respetarnos los unos a los otros ante todo.


Creo que debemos aceptar que la vida puede ser tanto blanca como negra, así como cualquier tono de gris posible. Pero más que todo lo anterior, creo que vivimos en un mundo donde la mayoría (sino es que todos) somos daltónicos y no logramos visualizar un mundo que no estamos listos para comprender. Es triste que constantemente tratemos de convencer a los demás y a nosotros mismos de lo contrario.

May 24, 2009

Un heroe moderno

Vista desde la distancia, Centro América podría parecer un mar en calma en que las guerras quedaron atrás hace un par de décadas, donde la democracia se ha conquistado al fin y el turismo es la apuesta más fuerte para el desarrollo económico.

Sin embargo, más allá de las apariencias, en Centro América todavía se pelea con sangre por la democracia, la justicia y los valores del trabajo bien hecho y la honradez. A nadie ha dejado indiferente el caso de Rodrigo Rosenberg en Guatemala, ya que es la prueba palpable de que los ciudadanos chapines, luchan a diario una guerra cruenta contra la corrupción y el narcotráfico. Atrás quedaron las batallas en las que se defendía la independencia o las ideologías. La guerra actual es la del ciudadano moderno, que quiere lo mejor para su patria y lucha contra los que en vez de servir al país dentro del gobierno, se sirven de él.

 El patriota moderno, que nada tiene que envidiarle en valentía y heroísmo a los próceres que arriesgaron todo por gritar la independencia, o al soldado que no teme caer por defender su bandera. Las armas del héroe de ahora son diferentes: se vale de You Tube y de la Web 2.0, pero al final del día, lo mueve el mismo patriotismo y el amor a la democracia y la justicia. El señor Rodrigo Rosenberg, que no se creía un héroe, a través de un vídeo de 18 minutos, en el que sólo quiere librar a Guatemala y despertar a sus compatriotas del letargo aparente en el que se han sumido, terminó  escribiendo una historia de heroísmo con su sangre.

 Ojalá que las guerras que peleamos a diario en El Salvador, contra la corrupción, la delincuencia y en defensa de la democracia, nunca se tornen tan sangrientas. Ojalá que los salvadoreños, que estamos todavía a tiempo, aprendamos del ejemplo chapín. Que la sangre del señor Rosenberg no haya sido derramada en vano, y sirva su valentía de ejemplo, para animar a los conformistas y a los desesperanzados a levantarse y exigir justicia cuando es necesario.

Aprendamos la lección a tiempo: Defendamos con uñas y dientes el Estado de Derecho. El país lo vale, nuestros hermanos salvadoreños que viven en la pobreza nos lo exigen. Que se haga justicia, y se aplique sin ver currículum o caras. Pidamos cuentas a nuestros gobiernos sin miedo, ya que los impuestos que pagamos nos dan ese derecho. Salvemos a nuestro país oportunamente y dejemos claro: que los salvadoreños no toleramos la corrupción.