Jan 14, 2009

Libertad de expresión? No tanto...

Hay un sinfín de asociaciones internacionales que se dedican a medir la libertad de expresión en los diferentes países del mundo. Se mide de acuerdo a que tan libre es el ciudadano, haciendo un enfásis en el ciudadano que se dedica al periodismo, de reportar o hacer pública su opinión sin intervención gubernamental que se la coarte. En general, los países tercermundistas y latinoaméricanos, tendemos a tener "menos" libertad de expresión, sin llegar a los extremos de Cuba o Venezuela.

En nuestro país, somos bastante libres. Esta afirmación la comprueba el hecho de que yo podría escribir lo que me da la gana en este blog, y no caería la fuerza de la ley con toda su potencia sobre mi humilde persona. También se comprueba con el hecho de que cualquier graffitero insulta al Presidente Saca, merecidamente o no, y que yo sepa, no es motivo de irregularidades legales. Hasta los diputados expresan su opinión contra el sistema, de maneras más o menos cavernícolas, y fuera de ser críticados por obscenos, nadie les quita su derecho a expresarse. En resumen, lo que nos impide una opinión franca, clara y sincera en nuestro país, no es el gobierno ni las leyes, ya que hasta la Constitución eleva la expresión como derecho fundamental.

Quienes se rasgan las vestiduras por no ser libres, quejándose de mordazas o de obstáculos, aquellos a quienes les encanta apuntar con el dedo y quejarse, los encargados de informarnos o de hacer llegar nuestras opiniones al público: los medios, son, paradójicamente quienes se amarran su propia mordaza, y con ella nos vamos todos en la colada.

A nadie le publican una opinión contraria a la de los anunciantes del periódico (Been there done that. ¿Artículo rebuznando contra Chavez? Página editorial, parte inferior. Artículo criticando las primarias del partido de derecha? Nunca fue publicado). Ciertos medios solo harán pública información que beneficie cierta corriente política, que es la que paga más. No necesariamente información falsa, pero sí subjetiva y desproporcionada, características que igual la alejan de ser verdadera. Y es cierto, los medios de comunicación son un negocio. Hay que pagar los recibos de alguna manera, y ser picky con la verdad que se publica es una manera de atraer anunciantes que paguen por el negocio.

Por eso, cada vez que un periodista se rasgue las vestiduras, cada vez que se quejen de que les han amarrado una mordaza, deberían recordar que en la calle sí se es libre para dar opiniones, y que quizá quien les tapa la boca es quien les paga el salario. No es ni malo ni bueno. Es lo que hay.

Jan 8, 2009

2009

Mea culpa, TheImprenta, mea culpa. No hay excusa posible que pueda redimirme, ni a mi, ni a mis co-bloggers del abandono profundo en el que hemos dejado la blogosphera. Si sirve de consuelo, las últimas semanas habremos tenido un par de reflexiones que estoy segura nos darán mil y un temas de discusión. O no, pero I raise my glass, and here's to wishful thinking. Y para mientras, la primera entrada del año.

Año nuevo. Esos primeros días de enero, en que todos los gimnasios se llenan de optimistas y tallas plus size, monopolizando las máquinas por intervalos cortísimos de tiempo posiblemente porque les aprietan los tennis nuevos, o porque la fuerza y el poder de la nueva resolución no se traduce necesariamente en condición física. Esos días de enero, en que la mentalidad de cambio es el concenso general, y hay "ganas" en el aire: "ganas" de cambiar, de levantarse más temprano, de empezar a usar bloqueador solar, de comer menos sal, de quitarse la Coca Cola, de dejar de fumar... Y es que para cambiar necesitamos un estímulo. Sentir que estamos empezando de cero. Y el cambio de dígitos en el calendario anual tiene ese efecto: el sentimiento de pasar por Go y cobrar los $200, la sensación de que el universo nos regala un clean slate.

Mi resolución de año nuevo fue hacer menos resoluciones, porque he demostrado en los últimos 15 años de mi vida que para darles seguimiento más que fuerza de voluntad es necesario un curso de astronomía, porque parecen estrellas fugaces... Brillan fuerte los primeros días de enero, y cerca de Valentine's ya son un recuerdo que pintó un cielo oscuro. Estos primeros días de enero, decidí no volver a caer en los clichés de llenar los gimnasios, ponerme a dieta, dejar de fumar o tomar menos. Y no es que desprecié la meta de tener una mejor salud, simplemente considero que no debería esperarse al año nuevo para emprender esta lucha, sino convertirla en un year round policy. Decidí que mis resoluciones no van a ser resoluciones. Este año va a ser un ACTO, y para no caer en la enfermedad de la que padecemos muchos bloggers, voy a concretizar, y por eso, aquí les va:

- Ir a votar en enero y en marzo
Parece fácil, pero increíblemente, pasé la mayoría del año pasado con la casi certeza de que no iba a ir a marcar mi papeleta, en rebelión y protesta ante la situación política que se vive en nuestro país (corrupción vs. oportunismo vs. incapacidad vs. comunismo vs. partidismos). Pero al fin, después de muchas discusiones y pleitos, internos y con quien tuviera la mala suerte de sacar el tema de política en mi presencia, me di cuenta que con mi revolución solo perdía yo. Como fiel creyente en la libertad, voy a hacer todo lo posible por ejercerla mientras pueda, y qué mejor manera que el derecho a decidir. Para fines prácticos, ir a votar me va a dar mi derecho a quejarme, a exigir cambios, o pedir cuentas. Por los próximos 5 años, o por los próximos 35. Dependiendo de los resultados.

Ojalá que este 2009 sea el primer año en que cumplamos nuestros propósitos. Ojalá que en este 2009 las resoluciones que tengan prioridad sean las de ser más felices, sonreir más, encontrar paz y repartirla y no meras metas de Men's y Women's Health magazines, que como dije arriba nada tienen de malo, pero por la misma razón de que importan menos, son más fáciles de tirar por la borda, como el equipaje inútil en un barco que está por hundirse. Mejor concentremonos , para empezar, en UN acto, que cueste, pero que importe. Y ojalá que en el camino, no se nos olvide ser felices. Suerte!