Nov 20, 2008

The higher the climb...

Estamos siendo testigos de la fiebre que se ha apoderado del mundo entero: Obama, presidente electo. Independientemente de la afiliación política, o la opinión que se tenga sobre sus corrientes de pensamiento liberal, es un resultado que debería de llenar de orgullo a todos los habitantes del planeta, porque implica un paso adelante en muchos sentidos.

Que Obama ganara, no significa un NO rotundo a las guerras, sino un NO a las guerras absurdas y sin sentido. Implica una política que busca la paz por medio de la diplomacia. Significa una presidencia más humana, incluso delante de una crisis económica que independientemente del presidente que hubiera ganado el West Wing, va a poner las cosas dificiles. Lo que para algunos es resignación, otros consideramos un triunfo de los derechos humanos, la retórica bien empleada, la unión de un grupo de criterios heterogéneos que simplemente gritaban por un cambio. Y porqué no decirlo, incluso la posibilidad de tener un presidente bueno con las riendas del futuro internacional. A Obama lo critícan porque dicen que nunca a organizado nada. De acuerdo, desde Washington no. Pero la organización de la campaña política que más gente ha movilizado en la historia electoral, recolectando fortunas billonarias sin apoyo del Estado y usando estrategias inteligentes, jamás habría sido posible sin un líder a la cabeza, que supo rodearse y escoger a la gente adecuada para lograr los fines adecuados. ¿Qué más puede esperarse de un presidente?


Sin embargo, aunque feliz por USA y orgullosa de la raza humana en general, debido a la derrota del Bradley Effect, la euforia mundial que ha desatado Obama me deja intranquila. Me preocupa que a los fans se les olvide que al final del día, el Presidente Obama solo es humano. Que se les olvide que la crisis económica y financiera, no se va a arreglar de la noche a la mañana. Que conviertan sus palabras de esperanza y cambio en equivalentes a vacaciones gratis y bien pagadas. Que se les quiten las ganas de trabajar duro por conseguir lo que quieren, y que confundan el socialismo democrático de Obama con la vida de un jubilado: con pension y sin trabajo. A Obama no le va a tocar fácil. Y lo más dificil no es Iraq, o las políticas post-Bush, o Wall Street y los subprimes. A Obama le va a tocar enfrentar desde el Oval Office, un mar de expectativas que lo han subido a un pedestal altísimo. Y eso es lo difícil.



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