Oct 5, 2009

Ojos café

Estaba sentada en la orilla de la cama, tenía una sonrisa en la boca, la misma sonrisa que había tenido desde hace mas de cinco horas, también la misma posición. La cara la tenia blanca llevaba varios días llorando y tomando café. Tenía los nervios de punta y un frio intenso, un frio que le apretaba los huesos. Tenía un pichel de café en su escritorio, había perdido la cuenta de cuantos llevaba, también ya no recordaba exactamente porque se sentía mal. Solo sabía que tenía desde hace días un sentimiento horrible y profundo. Era una mezcla de emociones, era como si las paredes del subconsciente hubiesen colapsando y adentro de ella estaban agonizando todos los sentimientos al mismo tiempo. Era un dolor emocional tan intenso que había llegado incluso a manifestaciones físicas. Sentía como dentro de ella una fuerza extraña rascaba y rasgaba sus viseras buscando la piel para romperla y poder salir. Era como si dos mundos se estuvieran uniendo. Era como si el oscuro y retorcido mundo que llevaba dentro quería salir y conocer este mundo físico, lógico y perfecto en el que  vivimos.

Esta batalla que día con día tenia que soportar la dejaba tirada en cama por semanas enteras. Este episodio parecía uno pasajero, llevaba tres días llorando y sabia que uno más iba a ser suficiente para darle un poco de espacio a las acalambradas emociones que se estaban pudriendo dentro de ella. Se tapó la cara con las manos, se sintió  los ojos, la nariz, la boca… donde saboreo una pasta de lagrima y mocos. Había llorado tanto y estaba tan confundida que podía jurar que las manos que tenía en la cara no eran de ella. Las sentía más fuertes, más heladas y con más odio que el que tenía ella. Todavía tenía control sobre ellas, respondían a sus ordenes… se llevo las manos al cuello y lo apretó un poco… justo hasta que la hiciera toser y le rodaran lagrimas de los ojos.  Le gustaba llorar porque sentía agrado al tener las lagrimas en sus manos… eran tan tibias y un poco ligosas. Se tocó los ojos para ver si podían salir más, los apretó un poco hasta que le dolieron y se detuvo.

Al detenerse siguió sintiendo dolor en los ojos, quiso rápidamente quitarse las manos de la cara pero fue inútil. Por más esfuerzo que hiciera no podía moverse, no podía gritar, no podía respirar, no podía hacer nada. Empezó a sentir que sus manos… que las manos que tenía en la cara le hacían presión en los ojos, al principio quería gritar de miedo, sentía un pánico que nunca había sentido antes, su mente estaba consiente pero por alguna razón su cuerpo no respondía. Sabía que estaba pasando, tenía perfecta conciencia pero ningún control sobre sus movimientos. Las manos se habían detenido sobre los ojos, la detenían como cuando alguien sorprende a un amigo y le tapa los ojos por la espalda. Suavemente la jalaron hacia atrás y sintió como las uñas de los dedos se enterraban en los parpados, primero sintió la sangre correr por las manos y luego sintió un liquido menos denso rodar por su cara. Ya no tenía miedo, no sabía muy bien lo que sentía. Era como si una parte de ella estaba agradecida, como si la habían liberado de algo. Estaba en eso momento irónico que surge después de una tragedia, ese segundo, antes de  asimilar lo que ha pasado en el que secretamente nos reímos.

Después de haberse sacado los ojos sentía hilos en la cara, luego las manos volvieron. Llegaron  donde hace muy poco habían estado sus ojos y empezaron a escarbar… jalaban los hilos y ella sentía una cierta cosquilla en el cielo de la boca. Tosió una vez más y lloro y sintió como las lagrimas le corrían por su garganta. Lo que sea que había poseído sus manos ahora tenía ya más poder, tenia control de sus piernas y dio un paso al frente, retomo los ojos que ahora estaban menos calientes y un poco pegajosos, y camino un par de pasos. Llegaron al escritorio, donde estaba su pichel con café. Lo acercó… y junto las dos manos sobre el pichel, cada una con un ojo… suavemente exprimió las dos esferas y sintió como una liga tibia se escurría entre los dedos.  Las manos tiraron las sobras, se limpiaron bruscamente en el pantalón y levantaron la tasa…

THEIMPRENTA

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