De patriotismo, gripe, geometría y otras cursilerías

No se si es el insomnio. No se si es esta gripe en forma de virus extraterrestre que se ha empeñado en que mi cuerpo es un habitat de comfort. Puede ser que he visto demasiadas películas. O simplemente que ando cursi. Téngame paciencia el lector, y déjeme ser. Quiero enseñarles una de mis escenas favoritas jamás filmadas, de la película Casablanca (1942). Lo que van a ver, ambientado en la Casablanca ocupada por los alemanes (¿qué NO estaba ocupado por ellos en esas épocas revoltosas?), es a un grupo de gendarmes del Reich a quienes el alcohol ha despertado el patriotismo y entonan una canción alemana a todo pulmón. A esto, reacciona como a una cachetada el francés Victor Lazlo (recordemos que Hitler acaba de marchar sobre París), quién es además la esquina más puntiaguda del triangulo amoroso que tiene el protagonismo en la película. Su reacción, y la de todos los franceses en el bar, me lleva al borde de las lágrimas cada vez que la veo. En esta noche de gripe, no fue la excepción (con las consecuencias nefastas que para una nariz congestionada trae un ataque de llanto). Pero hoy pensé específicamente, que un país, por muchos cambios que lo amenazen, en forma de invasiones, conquistas, corrupciones y malos gobiernos, candidatos nefastos, crisis alimenticias o inflación; nunca perderá su esencia de país, mientras queden patriotas con huevos (o soñadores sin remedio) que se ericen con "cursilerías" como el himno cantado a todo pulmón... Adelante El Salvador!