Cada mañana tuviera aquella emoción de despertarme y de preguntarme: Ahora, que quiero pensar? Tal vez un día me sintiera del humor como para inyectarme la dosis de “SOY DIOS” y todo el dia independientemente de que fuera lo que me pasara, en mi mente yo pensara que SOY DIOS o quizá otro día este del humor de inyectarme una dosis de “SOY DELGADO” para así tal vez sentirme menos culpable conmigo mismo. Otro día tal vez me despertara y me diera una doble dosis de “NO CONOZCO A NADIE” y así tuviera un día en perfecta soledad. También me inyectara la dosis de “HOY ALGO BUENO VA A PASAR” así pasara en expectativa y contento TODO el día. Para los fines de semana tal vez me administrara un coctel de unos 4 pensamientos bastantes motivadores para estar preparado para CUALQUIER cosa que me trajera la noche…
Aunque esta idea puede sonar un poco “no ortodoxa” creo que los elementos para tener esta realidad ya existen en el mundo. El problema que veo y del cual tengo que admitir que yo personalmente sufro, es que no nos estamos inyectando nosotros mismos… dejamos que los demás nos inyecten. Dejamos que las situaciones del dia a dia nos digan que cosas pensar. Dejamos que las demás personas con sus comentarios, con sus inseguridades, con sus acciones nos hagan pensar de cierta manera, esto equivale a que las demás personas vengan con sus jeringas y nos inyecten con pensamientos, en la mayoría de las veces, en contra de nuestra voluntad.
Mi invitación es a ir a la farmacia mas cercana, comprar una jeringa, una buena cantidad de los pensamientos en los que nosotros creamos y cada mañana antes de salir de la casa, nos inundemos las venas de lo que nosotros queremos pensar, así seremos inmunes a cualquier cosa, situación o persona que nos trate de inyectar…

1 comments:
uffff q buena fotooo! Los pensamientos de omnipotencia se venderian como pan caliente... buenisimo punto!
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