Oct 21, 2008

Una Moral Para Todos

Creo que como todo en la vida, el mundo a nuestro alrededor es apreciado de manera diferente por todos. La realidad que nos rodea es relativa y transformada por cada uno de los observadores. Es por lo que no creo en una verdad universal, o derechos o principios anteriores a los pactados por el hombre. El hombre ha hecho de este mundo lo que ha querido. Y lo ha hecho bajo el pensamiento de que es su derecho divino como la creatura creada en la imagen de un ser superior. Si nacemos con algún tipo de derechos es porque nosotros mismos lo hemos pactado así. Y así como por el hombre fueron creados estos derechos, también el hombre es capaz de llegar a quitarlos cuando el día llegue en que así sea considerado necesario.

Me considero parte de la sociedad, y por lo tanto obligado a obedecer las reglas que esta ha impuesto sobre mí. Al mismo tiempo que me permito la libertad de demandar lo mismo de las demás personas. Y aunque no estoy de acuerdo con muchas cosas, no me queda más remedio que seguir las normas y reglas establecidas actualmente. Considero que las necesidades del grupo sobrepasan las de los individuos, ya que esta es la única forma en que logramos el progreso.

En el fondo me encuentro ante una contradicción constante. Me interesa mi libertad personal más que la de cualquier otra persona. Dadas las circunstancias perseguiré todo aquello que yo considere justo, moral y valido para mi persona. Pero dado el hecho de que mi propia persecución de beneficios personales puede interferir en el mismo objetivo de otros, me veo obligado a retroceder de mis ambiciones. No porque me lo dicte la moral, sino porque creo que mi mejor argumento ante las injusticias de otros, es mi correcto comportamiento social día a día. Para explicarlo con un ejemplo. Si yo no robo lo que no es mío, no es por el miedo a ser descubierto o a algún tipo de castigo. Es porque de lo contrario no podría demandar de otros el mismo comportamiento que se espera de mí. La hipocresía del hombre  creo que es uno de nuestros peores defectos. Nuestra capacidad de condenar comportamientos y acciones en otros, juzgando lo que nosotros mismos en las sombras y cuando esperamos que nadie nos observe realizamos. Vivimos en un mundo creado a nuestra propia imagen, imperfecto como su creador. No puedo condenarnos por lo que somos, pero si por lo que fingimos ser. Es agradable tener esperanzas de un mundo mejor, pero solo se puede mejorar cuando dejemos de mentirnos sobre lo que realmente somos.

1 comments:

Unknown said...

Interesante forma de pensar. Dos ideas para pensar: la primera, si todo es relativo, como es posible que esta sea una verdad absoluta? La segunda, si nosotros pactamos los derechos y en un momento dado decidimos que matar no es delito, me parece que no deja de ser un crimen. Saludos,